POEMA EN MÍ BEMOL CON BOLA DE CRISTAL. (42.)
Apago la lámpara de bruja.
Tocas la puerta ciega.
Pasos oscuros de suela de goma.
Sientes las sábanas descender por el arco sin flechas de la espalda.
No mires hacia abajo, te pido.
Mis zapatos apestan a nuevo y mis pies
Sentirían la vergüenza de mirarte.
El cuarto de revelado está en mis hombros.
Será mejor me pases el mum por la columna hasta mi pelo.
O en sentido contrario a las balanzas y a los péndulos.
Yo no despegaré la vista de mi mano, letra cursiva de paloma.
No mires por debajo, te ruego.
No voltearé mis alas para mirarte,
Ni en la lámpara verás mi cintura caber en tu mano.
No podrás ahorcarla.
Pero puedes mordisquear mi silueta.
Cerrar los ojos para que la nada de luz
No estorbe y no puedas seguirla.
Llevas mis manos a la lámpara,
Las atas con el arco sin flechas,
Tiros, arcos y blancos se desquician en la bola de cristal,
Donde gravitan, casi sin gritar,
Dos almas derretidas, agua al fin, que sofoca gritos.
Bailecito de extraviadas partituras guturales.
La bruja siente asco.
Tapa la lámpara como canario
Recién torcido del pescuezo.
