domingo, 20 de junio de 2010

Pases Mágicos

23. EL ASTRONAUTA DE LA NAUTOPISTA.

(Título plagiado del cosmos cortazariano.)

El poeta gravita
El método del tiempo a su antojo,
Ve puestas (de sol) en puertas movedizas,
Transportadores del juego geométrico del ser superior.
Con mayúscula: Sí.
Va a dar a sí.
A los castillos de mar, a la espuma de arena,
Sobre sus dedos perfectos de pies impúdicos.
El poeta es un actor de entremeses invisibles. Hors d’oeuvre,
Acróbata del sol y tenor que canta junto a una soprano,
Le ve fijamente el talle, para sacar un agudo de tenorio rindiéndose.
Ella siente la mirada y quiebra los lentes de los espectadores.
Los espejuelos en medio de una puerta giratoria, hay puertas con candado. La Gente piensa; son nubes, es el cielo.
La llave está en manos del vigilante de esa celda.
En ella hay una puerta pequeña y una grande. El candado de la puerta
De la celda es la llave para la puerta grande,
La de la chica es ella, la mujer que ama al poeta. Es una llave, ella.
La gente no piensa; es una antena como el cielo que vemos fijamente.
Titubear es videncia efímera.
El poeta ve y lo que ve es fuego. Fuga absoluta
Para no ver guerra real, sino dragones a imperceptible velocidad.
En el titubeo estás porque no aciertas a nombrar lo que es,
Es una nota sostenida acompañada de otra más grave y de otra y otra,
Verse juntos, trastabillar, revolcándose en vuelo.
Saberse dragón en absoluta claridad de la existencia de un vidente.
No hay que romper la evidencia,
Ni siquiera corromperla en papel,
Oasis, claro, vergel, viñedo, campiña, desierto para pájaros,

Tatuados ciegos que hablan en los cuentos de Pu,
Unión de pasajeros, mientras el tren,
Con su estampida vaporosa, se detiene y los sombreros se portan con dignidad De pasajeros eternos.
No hay como volar en el subceleste, o subcel para los mensajes de texto en el Móvil; un túnel irreversible.
Saber con quién vuelas. Desearlo todo el tiempo.
Sacrificar satisfacción por advenimiento,
Lamentar lo demás. Lo imposible por eternidad. Nuncas sucediendo.
La maldición inmodificable que ve el vidente mientras expide a llamaradas Fuego,
El esquema de vuelo improvisado por segundos invidentes para ojos.
Penetra la mirada, es peligroso verse a los ojos, las niñas salen violadas.
Lágrimas de hielo y castillos con pista de patinaje,
Clave para hadas dispuestas.
En tus ojos está lo indecodificable,
Más allá, dentro de tus ojos, esperas ese alguien que descifra tu pensamiento, lo Repele pero se atraen los polos sexuales como imanes fermentados del vino que Hace el Ser Sup o Súper-Ser, héroe muy mío.
- Oh, mi Teseo, mata al minotauro que no te dejaré perder en el laberinto,
- Va por ti amor, que estás a punto de descifrar más claves secretas en mí.
No hay que ser poeta para ser vidente, es evidente:
Se graba lo eterno. Un robot con tu voz contestando así el móvil.
La videncia de tu voz se disuelve sin respuesta allende tus ojos,
El amante perplejo por perturbación exacerbada.
Consuela vilmente. Ella es un pez que va en tren.
La pesadilla, el vuelo de partituras, la canción subliminal,
El beso sublingual, el Subcel, como le llaman a ese tren que llega
Ya. Un hombre que veo de espaldas levanta su maleta, se acomoda el sombrero De copa, el Subcel llega a sus pies, a sus botines de nigromante.