sábado, 19 de junio de 2010

Pases Mágicos

LA MUJER DEL TREN. (06.)


Asume la elegancia de una amante,
Tras el rescate contra unos bandidos
Que el poeta concibió y mató con una sola bala.
Lo llamaban Cow Boy.
Su madre lo bautizó sin templo ni agua.
El niño se puso el traje de vaquero de trapos viejos,
Pistolas de zanahorias.
Dispara una sola bala que acaba con los malhechores en el tren.
Western shot. Disparo. Se quiebra el reloj del pueblo.

En la cabina de enfrente duerme un poeta.
Nada de cama, libros.
Sale. Sobre los libros despierto.
Entre libros ando y choco con ellos.

Leo perpleja de espejismos
Quebradizos como ventanas desbordadas de árboles.
Ah, debe ser un tren de libros ¡!
La mujer del tren sacude los lomos con el índice de su guante.
Lo blanco nunca se ensucia.
Remueve el polvo de los nombres y descubre
Un novelón de uvas fermentadas
Y sombreros. Trenes de película, separaciones de horror.
En la cabina de enfrente.

Enmarcado su perfil en la ventana del tren
Avanza su cuello al horizonte,
Abanica un adiós, pequeño y dulce como el Dios que el poeta no concibe,

Su guante escribe la última carta.
Sus labios a medio tinte, aprietan los nocturnos
Que rescató de la chimenea del tren.

No hay palabra de honor que asuma el olvido.
No hay firma que no perfume el cielo.