domingo, 13 de junio de 2010

Pases Mágicos.

ESCONDITE DE UN PEQUEÑO LECTOR.



En mis pantuflas, incubadoras de estampillas del mundo,
Se reproducen unos gatos.
Mi buzón estornuda por el picor de capítulos acerca de su madre en los tejados.
La pimienta avienta de la tapa del buzón de mi cuarto.
Un mago que se limpia los mocos con la manga.
Eso ya no me divierte.
Su varita dejó intacta la capa, luego hasta ella se desvaneció.
No volvió a limpiarse la nariz con la vara,
Nunca más extrajo un mocotote,
Mamá no volvió a ver uno desde su ventana interior
Bajo mi cuarto de mago con buzón y capa desvanecida.
Me aparecían bestias y bichos luminosos por la sinusitis.
Su dedo entintado se derrite en el azúcar destilado de mariposa nocturna,
Su guante vuelve a la blancura de siempre.
El cuarto oscuro revela la seda agusanada de los arácnidos lenguos.
El telescopio apunta al conglomerado de vigías Luminosos.
De ojos oblicuos.
El dormitorio alquimista, hora de gato, abriga una luciérnaga violeta,
El niño lee a intervalos, exalta el ánimo intermitente. Coge una pluma fuente.
La desgansa. Adiós mago amigo mío.
Ahí estremeció tu gato un ratón; su chillido ceniciento complace tu oído.
Los roces en la nuca, los gestos de roedor, las ansias de beso.
El mago la enciende con pudor que hierve.
Ella duerme en mi sombrero, tengo ahí mi propia cama.
Del frío, la cubre mi capa transparente.