jueves, 8 de julio de 2010

Tres cuentos de terror

LA REINA DE LAS TINIEBLAS. (20.)


Sube al poder La Reina Nadine Brumina Nunkietovich.
Juega al tablero de botones rojos contra cada país.
Sitiado por sus misiles de largo alcance con ruleta rusa.
Pero es mujer, su condición menstrual mensual le impide
Apretar esos botones rojos.

Engendró y dio a luz unos siameses que compartían el sexo.
Murieron de amor al ser desensamblados.

Su condición maternal la hace débil para matar.
No hay misiles dirigidos que no pueda lanzar,
Su condición de poder, al frente del reino perdido.
Guarda luto. Guarda el cetro que es varita mágica.

El poeta dijo:
Ahora reinarás tú mujer ¡!

Aquí cabemos dos, contestó y él se sentó en el trono con ella,
Quitaros el tablero y sus súbditos prepararon la alcoba nupcial.
Lacayos, esclavos, negros, cantaron que no lo eran más.
Antes del himeneo, que es una búsqueda inútil de rastros así,
Hizo extirpar los ojos a todo el reino.
El pueblo ciego vivió en libertad,
Amó al poeta frente a ellos, buscó desesperadamente en él,
El oro del reino.
Comerciantes y campesinos se contagiaron de amor sesentero,
Se repartieron lazarillos.
Perros que al comerse los ojos rodando,
Al vuelco de varita, inventan visiones.
Las mujeres aprendemos a cegar,
Con el mismo cuchillo del cordón umbilical.
En braille se ama.

Los libros innecesarios ardieron.
Las lágrimas encharcaron fácilmente las órbitas que Dios les dio.

Cruel como mal emperador. Por eso te ciego, amado lector.
Antes de cegarte, al tocar tus cuencas desmayo, en un miedo eterno,
En un poema de mentiras. En una pesadilla de madres.

Se volvió a los tiempos de siembra,
Los campesinos agudizaban el tacto al grado del oído de un cazador
De ultrasonidos.
Se hizo una orgía ciega y hermosa, elegía en los dedos.
Seguía habiendo murmullos, murmuraciones indiscretas, torpezas, proezas.
Se educaba en audio, seguía habiendo diferencia entre hombre y mujer.