martes, 6 de julio de 2010

Tres cuentos de terror

VAMOS A EMPEZAR POR AHORCAR A LA JIRAFA. (18)


La jirafa con su chal fue sentenciada a la pena capital.
Requirió algo más que una cuerda,
Ella misma se tejió un cuello estrangulador.
Por su nobleza le tocó la guillotina.

La tortuga le cargó el chal rumbo al cadalso,
Para taparle el muñón de cuello,
Para atrapar su cabeza.

No falta el león, monos también y hasta un tiburón.

La condenada, como último deseo, solicitó la eutanasia.
Los inquisidores burlones soltaron el chiflido de la cuchilla cayendo.

Centellita, la tortuga, en apuros, absorbió la sangre con el chal.

Ahora la jirafa nada junto a venenosas medusas con aura.

Arropada en el chal yace su cabeza, la mitad de su cuello.

Envuelta como un bebé, la jirafa Serafina, un invertebrado de peluche
Que me regalaste, por el aniversario luctuoso de mi madre, es arrullada por Centella, que es de trapo. Regalo de feria,
Fueron los dardos, no, disparos a mi corazón.

Las acaricio mientras llegas a quererme, amor.
Le informaba al poeta en perversos susurros.

Infinita mirada jirafesca,
Que la tortuga cierra con su boca ultratierna, párpado a párpado.
Su piel será curtida para tapizar un love-seat desvencijado que espera.